Mentiras con las que los nacionalistas catalanes han manipulado la historia reciente y antigua de España y sus relaciones con Cataluña para fomentar el odio y dejarnos atrapados en la caverna del fascismo

La lengua propia

Por Pola Sánchez

Yo recuerdo perfectamente el tema de la "lengua propia" cuando apareció en el Estatut de 1979.

En aquel momento, en el proceso de salida del franquismo, los castellanoparlantes nos sentíamos concienciados y solidarios con la necesidad de devolver a los catalanoparlantes el uso de su lengua en el ámbito público. En ese contexto, llamar al catalán "lengua propia" parecía más bien un gesto de buena voluntad, una mención específica de la lengua que Franco había separado de la administración y de la enseñanza; una reivindicación.

Por otra parte, y esto es importante, todo el mundo entendía ese redactado ("lengua propia") en el sentido de que el catalán era una lengua que, a diferencia del castellano, era propia sólo de Cataluña (y no de otras regiones).


De ningún modo se entendía el redactado en el sentido de que ésa fuese la verdadera lengua merecedora de oficialidad, y que la otra fuera oficial sólo de rebote.

Pero ellos, los nacionalistas identitarios (si no te ocupas de la política, será peor porque otros se ocuparán por ti) ya iban con su idea. Fijaos en cómo lo redactaron:

"1. La lengua propia de Cataluña es el catalán.
2. El idioma catalán es el oficial de Cataluña, así como también lo es el castellano, oficial en todo el Estado español."


Listo para tachar desde "así como también", que para eso lo pusieron como un parche añadido.

Seguidamente vino la Ley de Normalización Lingüística de 1983 que, zas! va y atribuye consecuencias jurídicas a esa mención de "lengua propia", cambiándole completamente el sentido y dándole una interpretación que nadie le había dado.

A partir de ahora, como lengua propia, el catalán sería la lengua de la enseñanza y de la administración.

Ya más tarde, en la Ley de Política Lingüística de 1998 los redactados se radicalizan más; pero aunque el derecho a la enseñanza primaria en lengua materna estaba preservado en el redactado, jamás lo aplicaron. Y al llegar el tripartito, hala, se puso a poner multas, que ya estaban previstas en la propia Ley pero que aún no se aplicaban, en espera de un momento más propicio.

Cómo mínimo va a ser preciso rectificar esa mala apropiación del sentido de la expresión "lengua propia", si es que no se borra directamente, vista la mala utilización que de ella se ha hecho, y que en este momento histórico ya no requerimos el gesto reivindicativo antifranquista: el actual arsenal legislativo suple con creces aquella situación de carencia de la que partíamos cuando se acuñó la expresión "lengua propia".